6 laberintos imperdibles en Argentina

6 laberintos imperdibles en Argentina

Algunos de los laberintos más lindos del país son un verdadero desafío. Nada mejor que recorrerlos para que pongas en juego tu imaginación y destrezas, descifrar sus encrucijadas, disfrutar del diseño y divertirse en grande.

El Hoyo, Montecarlo, San Rafael y Los Cocos son pueblos que sorprenden al viajero con sus laberintos. Recorrerlos es una experiencia única por lo que en esta nota te mostramos algunos de los laberintos que existen en Argentina y no podés dejar de conocer.

Laberinto Patagonia, El Hoyo

El sitio ubicado a 15 km de El Bolsón y a solo 4 km del pequeño pueblo de El Hoyo, se inauguró en 2015. Enmarcado por la presencia de la cordillera andina, Patagonia cuenta con nueve entradas, nueve salidas y varias encrucijadas. Es el más grande de Sudamérica con 8.000 m2 y 2.200 metros de senderos para recorrer.

Al final del recorrido, la casa de té propia es el mejor sitio para finalizar la tarde. Allí la carta se armó en base a frutos, flores, semillas y hongos de la plantación propia. Deliciosa repostería y sándwiches memorables que se acompaña con jugos, tés o una variedad de cervezas artesanales son el merecido premio para quienes se animan a este reto patagónico.

Laberinto de Borges, San Rafael

Ubicado en la finca Los Álamos, en San Rafael, este proyecto se concibió como un homenaje a Jorge Luis Borges amigo y confidente de Susana Bombal propietaria de estas tierras, una mujer muy vinculada al ámbito de las artes y la literatura.

Luego de la muerte del escritor, un amigo de ambos, Randoll Coate, decidió diseñar un laberinto para recordarlo. Al parecer tuvo un sueño revelador y como Susana aparecía en él, le mencionó la idea en una carta. Ambos se empeñaron en esta empresa, pero ella murió sin poder concretarla.

Años más tarde, Camilo Aldao y sus hijos, herederos de Los Álamos, retomaron la misión y decidieron armar el laberinto ahí mismo. El diseño se materializó a partir del cultivo de decenas de Buxus que se terminaron de plantar en 2003. Alrededor, una geografía de montañas, viñedos y álamos oficia de marco para este recorrido de ensueño.

El laberinto tiene escondidos innumerables simbolismos: el nombre de Borges, las iniciales de María Kodama, el símbolo del infinito, un signo de interrogación, el reloj de arena y el bastón, en tanto que el perímetro dibuja los contornos de un libro abierto. Todas estas formas se aprecian desde lo alto de una torre de hierro de 18 metros, construida a un lado.

El Descanso, Los Cocos

Es el primer laberinto argentino diseñado con arte topiario tradicional. Sus orígenes se remontan a la década del ’40 cuando el italiano Juan Barbero compró unas tierras en el valle cordobés de Punilla y además de construir un hotel – hoy no funciona como tal- se le ocurrió sumarle un parque recreativo con laberinto incluido.

El proyecto de El Descanso se desarrolló en Los Cocos, a 12 km de La Cumbre, bajo la dirección de los ingenieros agrónomos Raúl Neira y Martín Ezcurra, quienes imaginaron un recorrido surcado de ligustros y cipreses.

El trayecto interno presenta varios miradores que proponen un alto para observar desde otra perspectiva el laberinto. Una vez que encontró la salida puede visitar las muestras de objetos indígenas, platería criolla y monturas, así como un museo apícola, emplazados en los alrededores.

Laberinto vegetal, Montecarlo

A 180 km de Posadas, en la ruta que lleva a las Cataratas del Iguazú, se encuentra este singular laberinto. Ubicado en los alrededores de Montecarlo, un pueblo fundado por inmigrantes alemanes, el sitio invita a un alto.

Fue diseñado por Guillermo “Billy” Baden, un productor de orquídeas local, en un sector del parque Juan Vortisch. El trazado se desarrolla en una superficie de 3100 m2 con caminos de tierra colorada, dos entradas y una única salida. El mayor desafío consiste en superar las 510 esquinas ciegas, que confunden y obligan al caminante volver sobre sus pasos. Un puente mirador sobre elevado permite observar el diseño desde lo alto y prestar ayuda a algún desorientado.

El sitio elegido es reducto de selva misionero donde se intenta proteger la naturaleza local pero también se cultivan varias especies exóticas. Allí mismo se encuentra un increíble orquidiario que es el orgullo del pueblo.

Se puede ir en cualquier momento del año, pero octubre es un mes ideal, sobre todo si organiza su visita durante la Fiesta Nacional de la Orquídea y Provincial de la Flor, ya que Montecarlo es la sede de este evento.

Para los más chicos en Córdoba

El Laberinto de Nono, tiene seis modelos pensados para los peques. El laberinto mayor de 900 m2 fue diseñado con 1600 tuyas, traídas de la localidad de Pedernal. Allí mismo hay una variante de diseño troyano, otro de números, un laberinto que se resuelve a modo de rompecabezas, otro con forma de mariposa y uno diseñado para correr carreras. Además, el sitio cuenta con distintos juegos para pasar el día en familia.

El Parque La Serranita, a 36 km de Villa General Belgrano, tiene como atractivo central un laberinto de ligustrinas y numerosos juegos que apuntan a desafiar la destreza, la memoria y el trabajo en equipo de los más pequeños.

Disfrutá de todos estos laberintos en Argentina, ideales para recorrerlos entre amigos y familia.

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