Si la Patagonia es hermosa, mucho tiene que ver la Chubut, y más aún Puerto Pirámides. Esta localidad que se ubica a 107 kilómetros de Puerto Madryn, en la Península de Valdés.
Entrada de aguas cristalinas, como la definen los expertos, está rodeada de acantilados que se parecen a pirámides. De allí este nombre tan característico, que muchos pronuncian sin «s». Pero no solamente las pirámides se presentan en cantidad, sino que también lo hacen los momentos inolvidables en este lugar.
Postales de la playa
Las playas de Puerto Pirámides regalan grandes recuerdos en verano cuando se experimenta desde allí el amanecer o el anochecer. Imágenes de ensueño, miles de colores que van cambiando a medida que el día va pasando, es la seguridad de que estamos en un lugar sin igual.
Para aquellos que les guste la adrenalina: kayaking, trekking, sandboard son algunas de las actividades que pueden realizar. Para los que quieran tener un contacto más tranquilo con la naturaleza, el buceo es la mejor opción, para recorrer cada espacio… y cada gota.
Por la noche, las energías se recuperan con una excelente comida. Son varios los restaurantes del lugar, que ofrecen platos típicos, donde el mar tiene su impronta. Hasta en los nombres se nota: Punta Ballenas, Los Cetáceos, Puertos Palos (Recetas de mar), son sólo algunos. En todos, la oferta es variada, para que Puerto Pirámides los conmueva también por sus sabores y aromas.
Soñando con ballenas
Desde Puerto Pirámides salen las embarcaciones para el avistaje de ballenas, algo tan único como impresionante que sólo se da en esta parte del país. Por eso, se connvirtió en el único núcleo urbano de la Península en ser Patrimonio Natural Mundial. Dicho privilegio, le fue dado por la UNESCO en 1999, a un territorio que hace del turismo, su principal fuente de ingreso, pero además su mejor forma para revalorizar y conservar de los recursos naturales del lugar. Aquí saben que la naturaleza les da todo lo que son, por eso el cuidado está tan presente.
Este atractivo e lleva a cabo desde junio hasta diciembre, época en que llegan para llevar a cabo su ciclo reproductivo. Mientras que en el resto de los meses, los paseos náuticos son para poder ser testigos de la colonia de lobos marinos que dista a tan sólo 4 kilómetros. Esto se logra desde un balcón natural, donde también se puede ser testigo de aves de varias especies, que hay en el lugar.
